El sábado acudieron a Viar lo más selecto del hampa: forajidos, mafiosos, estafadores y demás maleantes. Y el motivo no era otro que celebrar una gran fiesta, con multitud de pruebas y juegos donde ganar centenares de puntos.
Pero había que estar muy atentos, porque se rumoreaba que había varios policías infiltrados entre ellos…
Alguno no pudo resistirse a los encantos de la cantina, y malgastó todas sus ganancias en gominolas y frutos secos. ¡Qué calamidad!